lunes, 22 de febrero de 2010

Los príncipes del silencio


      Hay algunos alumnos mios que carecen de la facultad del habla. Pero eso no ha impedido que se comuniquen  maravillosamente con el corazón .
       Los jueves por la tarde uno reniega de tener que viajar, sin excusas de por medio, a través de Lima. El tránsito es atroz. Recorrer más de veinte kilometros en medio del bochorno de este verano, por los vericuetos de estas calles destruidas, con el viento ardiente sobre el rostro. 
      Pero todo eso se compensa si tienes alumos maravillosos, con un aura celestial, mágica. Cuando ellos te hacen las preguntas con señas y gestos, uno trata de llenar ese espacio de expectiva que se genera en ellos. A veces no puedo responderles de la misma manera, porque soy un profesor común, sin muchas virtudes, quizá, pero que aún puede maravillarse con seres especiales, paradigmaticos.
      No son sino sólo tres quienes te maravillan con su celestial silencio. Una de ellas es Kateryn, quien responde con una maravillosa rapidez a lo que se le explica., sin dudar, con esa paciencia y esa bondad que le brota a flor de piel. Igual sucede con Molly, quien tiene una dulce sonrisa y una paciencia conmigo cuando me faltan gestos con los cuales hacerles llegar alguna idea. Es menuda pero con una fuerza de voluntad para aprender que es envidiable. El varón del grupo es José que es un poco impaciente pero es un buen muchacho. Realmente que es un gusto trabajar con ellos.